“Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…y los frutos tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.”
— | Jorge Luis Borges |

Aquí no vas a encontrar recuerdos tristes, reclamos o reproches, aquí te voy a explicar porqué el título que escogí. Aquí no te voy a pedir que regreses y que aún podemos ser felices porque deje de creerlo cuando no contestaste nunca más. Te escribo sin saber qué ha pasado contigo en estos últimos tres meses, sin importar siquiera que pasó en tu último fin de semana. Te escribo un lunes por si, tus esperanzas están tan vueltas mierda como las mías y puedas sonreir pensando en mí una vez más.

Te quiero contar que al viajar todo me recordaba a ti, que sin saberlo irme lejos solo me quería hacerte tener más cerca, porque quería que fueras tan feliz como yo era. Quería que sintieras la nieve tan fría cayendo en tu cara y que te dieras cuenta cómo se sentían tus besos, pura magia. Pero al volver, varias veces solo te he confundio en la calle, porque mis ojos siempre te buscan y mi corazón no te encuentra.
Te preguntaría que si recuerdas todas y cada una de las risas, te preguntaría si te ries con algunos recuerdos como yo algunas veces lo hago, o que sí algunas canciones te hacen querer volver a cantarme. Pero que la vida también me ha enseñado música nueva que ya ni siquiera lleva tu imagen a mi cabeza, aunque probablemente quisiera. También que al recorrer los blogs, los libros, las imagenes te encuentro por todas partes y que quisiera que supieras.
Te quisiera contar cada día el millón de cosas que han cambiado, pero después solo me doy cuenta de que han pasado porque ya tú no estás. No sé que quiero escribiendote esto, a veces siento que es un error, otras siento que no me importa ni siquiera sí lo lees. Y que quisiera que supieras que en mi mente te he dedicado un par de veces "Your Fine Petting Duck" (Banhart), porque probablemente me equivoqué en todo lo que pensaba que hacía bien.
Hay algo que tu me regalaste y que nadie se va a poder llevar nunca, me regalaste personas bonitas que me querían, una familia que la sentía como mía aunque fuera prestada, y que a veces quisiera regalarte el mundo con sus experiencias, pero sé que me quedaría corta. O que en realidad tu no lo recibirias, puesto que ya no es lo que importa. Esto lo escribo para poder poner punto final, y que sepas que simplemente los buenos recuerdos se han quedado conmigo, para que sepas que a pesar de todo recordaré que siempre fuimos más felices que tristes.
- N
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